Mastitis: sus características

mastitis

Una vez que la mujer transcurre a través de los nueve meses de embarazo, y por fin luego del parto tiene a su bebé en brazos, no existe más que alegría y felicidad en su rostro, y todo lo que la rodea le parece superfluo: todo tiene que ver con su hijo y con todo el amor que está dispuesta a entregarle. Ahora bien, una vez que el período inicial, en donde todo parece ser “color de rosa”, comienzan a surgir algunos inconvenientes y contingencias para las cuales quizás la mujer no estaba preparada. Una de ellas es la denominada mastitis.

La mastitis es nada más y nada menos que una infección que puede localizarse tanto en uno como en los dos senos, y es causada en el momento en que los gérmenes de la piel penetran en los conductos glandulares de la mama; es una afección completamente típica en el período de lactancia del niño, ya que en ese momento es muy probable que se produzcan grietas en el pezón, lo que ayudará o facilitará a los gérmenes ingresar al organismo.

El hecho es que existe una forma de prevención de la mastitis, la cual puede resultar bastante paradójica conociendo cómo se produce la misma; la mastitis puede evitarse al dar de mamar al niño con más frecuencia, y no dejando pasar mucho tiempo entre una toma y otra. Para ayudarse un poco en situaciones en las que esté muy congestionado, es adecuado utilizar un sacaleches.

Por otro lado, es fundamental el realizar una excelente higiene en la zona del pezón: más allá de ser suficiente con una ducha diaria, es recomendable el lavar con agua tibia la zona antes y después de cada toma, y teniendo la precaución de no utilizar jabón u otros productos que irriten la piel. Además, es importante colocar una gasa esterilizada luego de cada lavado, y que al haber segregación de leche, se cambie la gasa para que los senos permanezcan secos.

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