Una de las posibilidades más maravillosas que tienen las parejas que recientemente han dado a lu a un pequeño es el hecho de poder compartir el lecho con su pequeño hijo; más allá de una cuestión de protección para el mismo, quien recién está descubriendo un nuevo mundo y es sumamente vulnerable a todas las contingencias que pueda encontrar en su camino, el hecho de que los padres duerman con sus bebés recién nacidos suele pasar más que nada por una cuestión de acercarse más al pequeño, y comenzar a formar desde muy pequeños una importante y excelente relación.
Aún así, considerando todos los beneficios que puede llegar a traer para la tranquilidad de los padres el hecho de dormir con sus hijos, esto no está demasiado recomendado por los especialistas infantiles: a pesar de la concepción que los primerizos tienen acerca de este hecho, lo cierto es que esto no ayuda para nada en la seguridad del pequeño, y es realmente una falencia para la higiene, tanto del bebé como de sus progenitores.
Lo cierto es que lo más recomendado para mantener la calma de los padres y la seguridad de los pequeños es el hecho de que los bebés duerman en su propia cuna, pero a la ve muy cerca del lecho paterno. Así, se genera una importante inquietud, que tiene que ver con una cuestión interesante: ¿cuándo es momento de sacar al bebé de la habitación matrimonial?”.
Una de las principales reglas que hay que tener en cuenta para responder esta pregunta se encuentra en el hecho de que cuanto más grande sea el bebé y cuanto más tiempo pase, más difícil será comenzar el difícil proceso de separación; hay que hacerse a la idea de que esta transición no es para nada sencilla, y requerirá de extrema paciencia y voluntad.
A pesar de esto, el tiempo tendrá que ver con dos factores muy importantes y particulares, que son la pareja y el carácter del bebé.
