Su peluche, un amigo inseparable

Mi hijo, como la mayoría de los niños/as de su edad (tiene 2 años) posee un objeto de gran valor para él, su peluche. Es un pollito de colorines que le puse en la cuna, a su ladito, cuando nació y del que no se ha vuelto a desprender.

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Esta es una situación muy normal. El peluche es un «amigo» que le ayuda a tranquilizarse o a no tener miedo si sus papás no están cerca, también puede aparecer el «miedo a los extraños», una etapa en la que el pequeño/a no quiere separarse bajo ningún concepto de las personas que se ocupan principalmente de él.

Por eso, personas o situaciones que antes no le preocupaban, ahora le angustian y necesita un objeto afectivo que le de ese consuelo cuando sus padres se alejan, de este modo no se siente frustrado o triste.

Su peluche es un objeto sobre el que el bebé tiene el poder: lo puede chupar, tirar, pisar, abrazar… Es el suplente de sus papás con una ventaja, que el peluche está bajo su control y eso le da al niño/a una gran seguridad en sí mismo.

Los padres, no debemos tener ninguna prisa en eliminar la costumbre del peluche, pero podemos ayudarle entre los tres y cinco años. En ese período el niño/a se siente más seguro/a y no tiene tanta dependencia emocional de los padres.

Es en ese momento cuando puede comenzar a desprenderse de su amigo. Se puede perder o simplemente el pequeño/a ya lo irá dejando apartado por sí mismo/a sin necesidad de ninguna «ayuda».Hay niños/as que necesitan hasta los cinco o seis años para realizar esta separación, lo importante es elegir el momento adecuado para hacerlo y no preocuparse si la situación dura demasiado, es una etapa de transición que debe superar él/ella solito/a.

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