Tu pequeño aún no posee un percepción clara de lo que es peligroso y lo que no. Por eso, hasta que aprenda a velar por su seguridad física, tu supervisión constante resulta imprescindible para que no se haga daño.
Es muy positivo que tu hijo se interese por todo lo que le rodea y que explore su ambiente, porque ésta es su manera de conocer. Lo malo de este impulso es que de vez en cuando intentará hazañas que pueden resultar peligrosas para él. La falta de experiencia, unida a que aún no es capaz de razonar con lógica y prever las consecuencias, es lo que hace que tu pequeño se convierta en más de una ocasión en un aventurero demasiado intrépido.
Por eso, para que tu hijo pueda desarrollar al máximo todo su potencial, tanto físico como intelectual, debes permitirle que viva un gran número de experiencias, pero teniendo siempre en cuenta su falta de sentido del peligro.
Aunque la incapacidad para adelantarse a las posibles consecuencias de sus actos es común a todos los niños, ya desde el nacimiento es posible observar una dimensión del temperamento denominada acercamiento-retirada, que muestra las diferentes maneras de afrontar una misma situación:
* Bebés temerarios.- Están felices al probar cosas nuevas. Si tu hijo es así, necesitará una mayor vigilancia y unos límites muy claros. Tendrás que frenarle en numerosas ocasiones para que no se haga daño.
* Bebés temerosos.- Muestran rechazo ante cualquier cosa que se salga de su rutina. Conviene darles un empujoncito para que avancen en su desarrollo. Si tu pequeño pertenece a este grupo, déjale cierto margen de libertad y ponle pocos límites. No le sobreprotejas y refuérzale mucho cada vez que intente algo nuev.
Raquel (Nhey)
