DE 2-3 Años.- En esta fase el niño aprendemucho, lo que va acompañado de la aparición de miedos. Las rutinas satisfacen su necesidad de presvisibilidad, que ahora es imperiosa. Por eso a esta edad el pequeño suele ser muy exigente con los demás y pide que todo se haga del mismo modo: sólo como con su plato y su vaso, quiere escuchar siempre el mismo cuento, insiste en ponerse los mismos zapatos…
Esta regularidad no es un capricho, la necesita para manteneer alejados sus muchos miedos e inseguridades. De hecho, en ocasiones se enfada o llora cuando las cosas no van como él pensaba. Puede tratarse de nimiedades, como que se le haya roto una galleta o que su madre haya tirado de la cadena antes que él.
Es que tener control sobre los sucesos le reconforta. Ahora que está aprendiendo a dejar los pañales, la práctica de una rutina es especialmente importante: hay que sentarle en el orinal en momentos fijos del día, ponerle una musiquita o abrir el grifo del lavabo para animarle a hacer pis, vaciar juntos el orinal en el inodoro…
Una secuencia fija hace que este aprendizaje, inquietante para él, se convierta en un acto previsible, más fácil y mucho menos aterrador.
Raquel (Nhey)